jueves, 1 de julio de 2010

Me contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendi, lo hice y lo aprendi. Confucio

Estando hablando Juana Peña y su "fren" Josefainn, comentaban qué por aquello de alguna crisis hay muchos "comiéndose un cable" a falta de otro "refine"; según ellas hay un pocotón gente sin trabajo, dizque porque no hay puestos libres ya que los viejos ni se jubilan ni se mueren. Es lo que hoy día les da por llamar la crisis demográfica por larga vida.

Dicen ellas que los desempleados andan más prendidos que velas en cuaresma, contándoles las canas a cuanto funcionario encuentran para ver si logran calcularles la edad. Hasta se contrataron al sociólogo el Dr. Edigio Menagio quién les inventó una matriz, la jubila-métrica (Jume), donde se correlaciona el número de canas con los años de vida, controlando la intervención del estrés y alimentación. Tenemos entonces que la tasa bruta de jubilación se saca con la siguiente fórmula: (número de canas por pulgada2 / Pob. de 50 y más años de edad) por 1000. A mayor número de canas mayor edad, pero se excluyen los casos en que se tengan canas pero no arrugas, pero se incluyen los que tengan muchas arrugas aunque pocas canas. Según mi amiga "la maestra jubilada" esto va a presentar serios problemas al contar las canas por aquello del "exe óptico"

Pero de todas maneras "la calavera es ñata". El otro día haciendo mi fila de jubilada en una oficina pública escuchaba con no poco temor los comentarios ácidos y estridentes de unos hombres que hacia buen rato "parqueaban" al final de la fila de los supuestos jóvenes poco bellos. Murmurando con acidez que estaban hartos de ver a ese poco de viejas sinvergüenzas pasar primero que ellos solo porque dizque son jubiladas. ¡Míralas! Decía uno de ellos, "esa vieja t´a entera, ni bastón usa y té apuesto que hasta marido tiene". Cuándo la última jubilada llegó a la caja, los jóvenes iracundos gritaron al unísono ¡ni un jubilado más!!! Fue entonces cuando la jubilada se volteó y con la gran certeza poética que da la edad les dijo: "Yo estoy aquí no por lástima sino por ley. Si no les gusta, vayan a la Asamblea, contraten sus maestros con megáfonos y a gritar se ha dicho o se los comen los bichos. Y cómo son las cosas allá, para cuando los atiendan, ya tendrán mi edad y nada de qué quejarse".

Con la comida pasa otro tanto. Me decía mi amiga psicóloga, la Dra. Loquela que era una vergüenza que pidiera descuento por un emparedado que no costaba ni $5.00, que cualquier día iba a pedir descuento por una soda como cualquier "ratiblich". Bueno realmente

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